Diego Torres analiza la compleja y alarmante situación que enfrentan los migrantes en su camino hacia Estados Unidos. Según los datos más recientes, se reportan más de 1,600,000 víctimas de tráfico de personas, sin contar aquellos casos que no son denunciados debido al miedo, la desconfianza o la falta de acceso a las autoridades.

También aborda la crítica situación de los menores que viajan sin acompañamiento, quienes, en el mejor de los casos, son abandonados en el desierto con la esperanza de que la Patrulla Fronteriza los encuentre. Sin embargo, esta práctica representa un alto riesgo no solo para los menores, sino también para sus familiares, quienes han pagado sumas exorbitantes a los traficantes con la ilusión de reunificar a su familia.

Además, analiza las denuncias de migrantes en contra del Instituto Nacional de Migración (INM) en México, al que acusan de obstruir y dificultar su tránsito hacia el norte. Estas acusaciones resaltan las tensiones y desafíos que enfrentan los migrantes en territorio mexicano, agravando aún más su situación de vulnerabilidad.

En cuanto a los migrantes detenidos en Estados Unidos, señala la inacción del gobierno estadounidense para atacar las verdaderas cabezas de las organizaciones criminales que lucran con el tráfico de personas. Esto pone de manifiesto la necesidad de un enfoque más integral para desmantelar estas redes criminales.

Por último, subraya la urgencia de establecer un padrón de migrantes retornados, una herramienta fundamental para garantizar que, en caso de demandas colectivas futuras por violaciones de derechos humanos, todos los afectados puedan ser localizados y notificados de manera efectiva. Este registro sería un paso importante hacia la justicia y el reconocimiento de los derechos de los migrantes.