• 177 Un sueño que preocupa UN ALMA EN CRISTO (1993) Libro 2

  • 2024/10/10
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177 Un sueño que preocupa UN ALMA EN CRISTO (1993) Libro 2

  • サマリー

  • Un alma en Cristo https://unalmaencristo.my.canva.site/redessociales

    🎧 Audio 177

    📕 Libro II Un alma en Cristo

    12 de diciembre de 1993

    𝕌𝕟 𝕤𝕦𝕖ñ𝕠 𝕢𝕦𝕖 𝕡𝕣𝕖𝕠𝕔𝕦𝕡𝕒

    Estoy en oración en mi habitación. M., una señora amiga, me ha llamado para preguntarme acerca de un sueño que ha tenido. Ha soñado que un hermano suyo tenía cáncer. Ella teme asustar a su hermano si se lo dice; pero, si no lo hace, teme también que tendrá remordimientos por no habérselo advertido. Por eso me ha pedido que pregunte sobre ello al Señor.

    Amada hija mía M. Yo, tu Dios, te bendigo guarda mis Mandamientos en tu corazón y camina en mi santo Nombre. Te amo como jamás te ha amado nadie y guardo grandes gozos para tu alma. Mira, hija mía, lo que has soñado no es más que la inquietud que siente tu alma. Pero el alma entregada a Mí debe vivir de esperanza y amor a su Dios; no puede estar siempre sobresaltada pensando qué sucederá.

    Sé que, a través de tus sueños, algunas veces te ha sido revelado lo que iba a suceder, y dándote cuenta cuando ha pasado ya, te has sentido culpable de no haber hecho caso y de no haber impedido, de alguna forma, que sucediera lo que tú habías visto en sueños. Yo, amada mía, te digo que no podías haber impedido nada, pues todo ello debía pasar.

    Lo que sí puedes hacer siempre en estos casos es orar, y eso ya es mucho, pues de esta forma puedes obtener misericordia para ellos. A tu hermano, por tanto, no le digas nada, sólo ora para que Yo le ayude y lo atraiga hacia mi divino Corazón.

    Tú, hija mía, no puedes detener lo que a cada uno ha de venirle, ni puedes pasar tú los sufrimientos de los demás. Puedes sufrir con ellos, pero nada más. A cada uno le está asignada su Cruz y sólo él deberá cargar con ella. Tú, hija mía, sólo puedes orar y ofrecerme tus sufrimientos, que Yo acogeré con gran amor. Recuerda pues, hija mía, que, pase lo que pase, no debes sentirte culpable pues, aunque lo hayas soñado, no podrás detener el curso de las cosas. Tus revelaciones se te dan como una Gracia para que ores por las personas protagonistas de tu sueño y te ofrezcas por tus hermanos a tu Dios. Él está esperando tu entrega y ama tus sufrimientos. Él quiere que te mires en Él y Yo en ti. Ayudaré a todos por tu amor, hija mía.

    Grupo María Auxiliadora (1993). Un alma en Cristo Libro II

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あらすじ・解説

Un alma en Cristo https://unalmaencristo.my.canva.site/redessociales

🎧 Audio 177

📕 Libro II Un alma en Cristo

12 de diciembre de 1993

𝕌𝕟 𝕤𝕦𝕖ñ𝕠 𝕢𝕦𝕖 𝕡𝕣𝕖𝕠𝕔𝕦𝕡𝕒

Estoy en oración en mi habitación. M., una señora amiga, me ha llamado para preguntarme acerca de un sueño que ha tenido. Ha soñado que un hermano suyo tenía cáncer. Ella teme asustar a su hermano si se lo dice; pero, si no lo hace, teme también que tendrá remordimientos por no habérselo advertido. Por eso me ha pedido que pregunte sobre ello al Señor.

Amada hija mía M. Yo, tu Dios, te bendigo guarda mis Mandamientos en tu corazón y camina en mi santo Nombre. Te amo como jamás te ha amado nadie y guardo grandes gozos para tu alma. Mira, hija mía, lo que has soñado no es más que la inquietud que siente tu alma. Pero el alma entregada a Mí debe vivir de esperanza y amor a su Dios; no puede estar siempre sobresaltada pensando qué sucederá.

Sé que, a través de tus sueños, algunas veces te ha sido revelado lo que iba a suceder, y dándote cuenta cuando ha pasado ya, te has sentido culpable de no haber hecho caso y de no haber impedido, de alguna forma, que sucediera lo que tú habías visto en sueños. Yo, amada mía, te digo que no podías haber impedido nada, pues todo ello debía pasar.

Lo que sí puedes hacer siempre en estos casos es orar, y eso ya es mucho, pues de esta forma puedes obtener misericordia para ellos. A tu hermano, por tanto, no le digas nada, sólo ora para que Yo le ayude y lo atraiga hacia mi divino Corazón.

Tú, hija mía, no puedes detener lo que a cada uno ha de venirle, ni puedes pasar tú los sufrimientos de los demás. Puedes sufrir con ellos, pero nada más. A cada uno le está asignada su Cruz y sólo él deberá cargar con ella. Tú, hija mía, sólo puedes orar y ofrecerme tus sufrimientos, que Yo acogeré con gran amor. Recuerda pues, hija mía, que, pase lo que pase, no debes sentirte culpable pues, aunque lo hayas soñado, no podrás detener el curso de las cosas. Tus revelaciones se te dan como una Gracia para que ores por las personas protagonistas de tu sueño y te ofrezcas por tus hermanos a tu Dios. Él está esperando tu entrega y ama tus sufrimientos. Él quiere que te mires en Él y Yo en ti. Ayudaré a todos por tu amor, hija mía.

Grupo María Auxiliadora (1993). Un alma en Cristo Libro II

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