• 2 CORINTIOS 9. EL MINISTERIO DE DAR

  • 2024/11/12
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2 CORINTIOS 9. EL MINISTERIO DE DAR

  • サマリー

  • EL MINISTERIO DE DAR
    2 CORINTIOS 9:12 Entonces dos cosas buenas resultarán del ministerio de dar: se satisfarán las necesidades de los creyentes de Jerusalén y ellos expresarán con alegría su agradecimiento a Dios. 13 Como resultado del ministerio de ustedes, ellos darán la gloria a Dios. Pues la generosidad de ustedes tanto hacia ellos como a todos los creyentes demostrará que son obedientes a la Buena Noticia de Cristo. 14 Y ellos orarán por ustedes con un profundo cariño debido a la desbordante gracia que Dios les ha dado a ustedes. 15 ¡Gracias a Dios por este don que es tan maravilloso que no puede describirse con palabras!. NTV.
    Compartir las bendiciones recibidas de las manos generosas de Dios con los más necesitados de la sociedad, es la voluntad de Dios para todos sus hijos. Este acto generoso del creyente a su vez se vuelve un ministerio dentro del cuerpo de Cristo. El ministerio de dar o compartir las bendiciones de Dios con los más necesitados, no es exclusivamente de un grupo reducido de la iglesia, sino de todos quienes forman parte del cuerpo de Cristo. Este ministerio se debe ejercer con alegría y no con tristeza como muchos miembros de las iglesias cristianas lo hacen, pues a algunos creyentes les duele compartir sus bendiciones para suplir las necesidades de la iglesia, y más aún para suplir las necesidades de las personas necesitadas que no forman parte del cuerpo de Cristo.
    Cuando el ministerio de dar se ejerce con amor, alegría y entusiasmo para satisfacer en algo las necesidades de los menesterosos y pobres de la sociedad, produce dos buenos resultados en la vida del creyente y del cuerpo de Cristo. Al dar generosamente se satisface las necesidades de los que menos tienen, quienes a su vez darán la gloria a Dios por la generosidad mostrada por los hijos de Dios. Quienes recibieron las dádivas de los hijos de Dios, no solo agradecerán, glorificarán y enaltecerán el nombre del único Dios verdadero por todo lo alto, sino que también orarán fervientemente por la vida de quienes les extendieron las manos y compartieron sus bendiciones.
    Compartir las bendiciones de Dios, no nace en el corazón del creyente, sino que es una dádiva que Dios da a cada uno de sus hijos tras su conversión a su amado Hijo Cristo Jesús. Por eso, ningún creyente debe jactarse por compartir sus bendiciones con su prójimo, sino que en completa humildad debe agradecer a Dios por el enorme privilegio que le dio de poder compartir sus bendiciones con la iglesia o con los mas menesterosos de la sociedad. Además, el poder compartir las bendiciones de Dios, produce una alegría total en el corazón del creyente que no puede ser descrita con palabras. La alegría de dar no se compara en nada a la alegría que produce las vanidades de este mundo, la alegría de dar llena completamente la vida y el corazón del creyente. Las personas que no conocen de Dios, también se alegran cuando comparten sus recursos con los más necesitados de la sociedad, pero la alegría que ellos sienten no es total, ya que tienen un vacío en su ser y en sus corazones. Ese vacío solo puede ser llenado por Dios. Solo el eterno Creador del universo, puede dar una completa alegría al hombre por haber compartido sus recursos con los menesterosos de la sociedad, por eso todo aquel que quiera sentir una total alegría de compartir sus recursos, tiene que entregar su ser al Unigénito Hijo de Dios.
    Queridos hermanos. El ministerio de dar o compartir las bendiciones que Dios nos da, produce dos buenos resultados. Primero, Satisfacemos las necesidades de nuestro prójimo, y segundo, los que recibieron nuestras dádivas, glorifican a Dios por todo lo alto y dan gracias a Dios Padre por nuestras vidas. Estos resultados que produce el dar, deben ser razones más que suficientes para compartir nuestras bendiciones para suplir las necesidades de la iglesia y las necesidades de nuestro prójimo. Hermanos. No debemos esperar enriquecernos para poder compartir nuestros recursos o bendiciones con los más necesitados, podemos compartir lo poco que tengamos.

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あらすじ・解説

EL MINISTERIO DE DAR
2 CORINTIOS 9:12 Entonces dos cosas buenas resultarán del ministerio de dar: se satisfarán las necesidades de los creyentes de Jerusalén y ellos expresarán con alegría su agradecimiento a Dios. 13 Como resultado del ministerio de ustedes, ellos darán la gloria a Dios. Pues la generosidad de ustedes tanto hacia ellos como a todos los creyentes demostrará que son obedientes a la Buena Noticia de Cristo. 14 Y ellos orarán por ustedes con un profundo cariño debido a la desbordante gracia que Dios les ha dado a ustedes. 15 ¡Gracias a Dios por este don que es tan maravilloso que no puede describirse con palabras!. NTV.
Compartir las bendiciones recibidas de las manos generosas de Dios con los más necesitados de la sociedad, es la voluntad de Dios para todos sus hijos. Este acto generoso del creyente a su vez se vuelve un ministerio dentro del cuerpo de Cristo. El ministerio de dar o compartir las bendiciones de Dios con los más necesitados, no es exclusivamente de un grupo reducido de la iglesia, sino de todos quienes forman parte del cuerpo de Cristo. Este ministerio se debe ejercer con alegría y no con tristeza como muchos miembros de las iglesias cristianas lo hacen, pues a algunos creyentes les duele compartir sus bendiciones para suplir las necesidades de la iglesia, y más aún para suplir las necesidades de las personas necesitadas que no forman parte del cuerpo de Cristo.
Cuando el ministerio de dar se ejerce con amor, alegría y entusiasmo para satisfacer en algo las necesidades de los menesterosos y pobres de la sociedad, produce dos buenos resultados en la vida del creyente y del cuerpo de Cristo. Al dar generosamente se satisface las necesidades de los que menos tienen, quienes a su vez darán la gloria a Dios por la generosidad mostrada por los hijos de Dios. Quienes recibieron las dádivas de los hijos de Dios, no solo agradecerán, glorificarán y enaltecerán el nombre del único Dios verdadero por todo lo alto, sino que también orarán fervientemente por la vida de quienes les extendieron las manos y compartieron sus bendiciones.
Compartir las bendiciones de Dios, no nace en el corazón del creyente, sino que es una dádiva que Dios da a cada uno de sus hijos tras su conversión a su amado Hijo Cristo Jesús. Por eso, ningún creyente debe jactarse por compartir sus bendiciones con su prójimo, sino que en completa humildad debe agradecer a Dios por el enorme privilegio que le dio de poder compartir sus bendiciones con la iglesia o con los mas menesterosos de la sociedad. Además, el poder compartir las bendiciones de Dios, produce una alegría total en el corazón del creyente que no puede ser descrita con palabras. La alegría de dar no se compara en nada a la alegría que produce las vanidades de este mundo, la alegría de dar llena completamente la vida y el corazón del creyente. Las personas que no conocen de Dios, también se alegran cuando comparten sus recursos con los más necesitados de la sociedad, pero la alegría que ellos sienten no es total, ya que tienen un vacío en su ser y en sus corazones. Ese vacío solo puede ser llenado por Dios. Solo el eterno Creador del universo, puede dar una completa alegría al hombre por haber compartido sus recursos con los menesterosos de la sociedad, por eso todo aquel que quiera sentir una total alegría de compartir sus recursos, tiene que entregar su ser al Unigénito Hijo de Dios.
Queridos hermanos. El ministerio de dar o compartir las bendiciones que Dios nos da, produce dos buenos resultados. Primero, Satisfacemos las necesidades de nuestro prójimo, y segundo, los que recibieron nuestras dádivas, glorifican a Dios por todo lo alto y dan gracias a Dios Padre por nuestras vidas. Estos resultados que produce el dar, deben ser razones más que suficientes para compartir nuestras bendiciones para suplir las necesidades de la iglesia y las necesidades de nuestro prójimo. Hermanos. No debemos esperar enriquecernos para poder compartir nuestros recursos o bendiciones con los más necesitados, podemos compartir lo poco que tengamos.

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