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サマリー
あらすじ・解説
Mi caso
Hoy te quiero hablar de otro caso, de uno personal, del mío.
Se de algunos que llevan unos cuantos episodios a mi vera y como es una fecha especial, quería hacer algo muy distinto.
Así que hoy me salgo del guion.
Igual ya toca que abra algo las puertas de mi casa y te cuente algunas cosas sobre mí.
Todavía recuerdo el día en el que me “mudé” a la habitación de mi hermano.
No esperé ni siquiera unas horas. En cuanto él la dejó, me independicé.
La sensación fue la misma que cuando te mudas por primera vez de verdad, pero a pequeña escala.
Recuerdo la emoción que sentí al estrenar mi propio espacio.
“La compañera de piso” que había tenido hasta el momento, había sido fantástica, pero, por otro lado, tener un cuarto para mi sola, me hacía sentir mayor.
Como toda persona que estrena nuevo hogar, quiere hacérselo suyo, personalizárselo…
Y fue ahí cuando empecé a darle importancia a todo lo que podían vestir aquellas paredes.
Igual tenía diez años no sé, pero comprendí que cada objeto debía tener su lugar y que sólo mantendría en “mi pequeño piso” lo justo.
Evité llenar por llenar.
A lo días comprobé que mi espacio se había convertido en un buen refugio.
Con el paso de los años, empecé a notar sensaciones en según qué lugares.
Recuerdo como era entrar por primera vez en pisos de amigos o familiares, sentía como si las paredes hablaran.
O lugares en los que no había estado hasta el momento y que me daban malas vibraciones.
Notaba una especie de “claustrofobia” en techos bajos.
Y estaba la mar de bien donde los muebles no ocupaban más metros de los necesarios.
Me gustaba leer entre líneas, la luz, las texturas, los objetos, siempre tienen algo que decir.
Noté en mi propio piso que si la silla quedaba a espaldas de la puerta no trabajaba a gusto.
Con los años fui descubriendo el feng shui, se puso de moda Mari Kondo, escuché sobre minimalismo, neuroarquitectura, psicología ambiental.... todo ello le ponía nombre y apellidos a lo que había sentido durante todos esos años.
El interiorismo me atraía, pero no lo estudié de primeras.
Y al final me dediqué a algo durante años que acabé detestando.
Los lunes empezaron a ser largos y pesados, los viernes eran la meta para llevar una mejor semana. Y las horas no pasaban nunca.
Siempre estuve en formación continua a pesar de mi profesión. Invertía horas en cursos y experiencias que no tenían nada que ver con mi trabajo.
Pero un día me convierto en madre y el tiempo empieza a limitarse.
Y como el trabajo cada vez me ahogaba más, decido moverme para que todo los demás se vaya moviendo también.
Pero solo encuentro una opción, menguar horas de sueño.
Durante un tiempo me es posible, pero no es llevadero a largo plazo.
Al final todo se da para que dejé atrás esa vida laboral que tan poco me llenaba.
Y me lanzó a la aventura.
El tiempo para seguir formándose crece y los proyectos van asomando, además tengo la suerte de encontrarme a gente fascinante por el camino.
Gente que te da la mano y que incluso te aparta algunas piedras.
Llevar medía vida en un trabajo que no te gusta y que no te hace nada feliz, solo tiene una solución.
Cuando no funciona el medio para llegar al fin, lo mejor es cambiar el sendero.
No es un sendero fácil, evidentemente, que no lo es, porque emprender, y más cuando no se ha hecho nunca, cuesta.
Pero ahora todo es distinto.
Igual, por eso me identifico tanto con el Home Staging.
Vender los pisos de la forma en la que se hacía ya no funciona.
Tratarlos con cariño, cuidarlos y vestirlos, eso sí que sirve.
Ahora no quiero que pasen las horas, es como si las saetas de mi reloj se hubieran vuelto locas.
Y como conclusión te quiero decir que a veces cuestionarse tu ritmo, tu estilo de vida y hacer un giro, cuando no te gusta es una buena opción.
Y hasta aquí un poquito más de mí.
Gracias por estar ahí.
Y como quien no quiere la cosa, hasta aquí el programa de hoy. Así que nos seguimos encontrando cada viernes, si vosotros lo deseáis, en este nuestro lugar.
Y si queréis aclarar cualquier duda o conocer mis servicios, podéis hacerlo en
comoquiennoquierelacasa.com/contactar
Para gente sensible con los detalles y previsión de bienestar.
Hoy te quiero hablar de otro caso, de uno personal, del mío.
Se de algunos que llevan unos cuantos episodios a mi vera y como es una fecha especial, quería hacer algo muy distinto.
Así que hoy me salgo del guion.
Igual ya toca que abra algo las puertas de mi casa y te cuente algunas cosas sobre mí.
Todavía recuerdo el día en el que me “mudé” a la habitación de mi hermano.
No esperé ni siquiera unas horas. En cuanto él la dejó, me independicé.
La sensación fue la misma que cuando te mudas por primera vez de verdad, pero a pequeña escala.
Recuerdo la emoción que sentí al estrenar mi propio espacio.
“La compañera de piso” que había tenido hasta el momento, había sido fantástica, pero, por otro lado, tener un cuarto para mi sola, me hacía sentir mayor.
Como toda persona que estrena nuevo hogar, quiere hacérselo suyo, personalizárselo…
Y fue ahí cuando empecé a darle importancia a todo lo que podían vestir aquellas paredes.
Igual tenía diez años no sé, pero comprendí que cada objeto debía tener su lugar y que sólo mantendría en “mi pequeño piso” lo justo.
Evité llenar por llenar.
A lo días comprobé que mi espacio se había convertido en un buen refugio.
Con el paso de los años, empecé a notar sensaciones en según qué lugares.
Recuerdo como era entrar por primera vez en pisos de amigos o familiares, sentía como si las paredes hablaran.
O lugares en los que no había estado hasta el momento y que me daban malas vibraciones.
Notaba una especie de “claustrofobia” en techos bajos.
Y estaba la mar de bien donde los muebles no ocupaban más metros de los necesarios.
Me gustaba leer entre líneas, la luz, las texturas, los objetos, siempre tienen algo que decir.
Noté en mi propio piso que si la silla quedaba a espaldas de la puerta no trabajaba a gusto.
Con los años fui descubriendo el feng shui, se puso de moda Mari Kondo, escuché sobre minimalismo, neuroarquitectura, psicología ambiental.... todo ello le ponía nombre y apellidos a lo que había sentido durante todos esos años.
El interiorismo me atraía, pero no lo estudié de primeras.
Y al final me dediqué a algo durante años que acabé detestando.
Los lunes empezaron a ser largos y pesados, los viernes eran la meta para llevar una mejor semana. Y las horas no pasaban nunca.
Siempre estuve en formación continua a pesar de mi profesión. Invertía horas en cursos y experiencias que no tenían nada que ver con mi trabajo.
Pero un día me convierto en madre y el tiempo empieza a limitarse.
Y como el trabajo cada vez me ahogaba más, decido moverme para que todo los demás se vaya moviendo también.
Pero solo encuentro una opción, menguar horas de sueño.
Durante un tiempo me es posible, pero no es llevadero a largo plazo.
Al final todo se da para que dejé atrás esa vida laboral que tan poco me llenaba.
Y me lanzó a la aventura.
El tiempo para seguir formándose crece y los proyectos van asomando, además tengo la suerte de encontrarme a gente fascinante por el camino.
Gente que te da la mano y que incluso te aparta algunas piedras.
Llevar medía vida en un trabajo que no te gusta y que no te hace nada feliz, solo tiene una solución.
Cuando no funciona el medio para llegar al fin, lo mejor es cambiar el sendero.
No es un sendero fácil, evidentemente, que no lo es, porque emprender, y más cuando no se ha hecho nunca, cuesta.
Pero ahora todo es distinto.
Igual, por eso me identifico tanto con el Home Staging.
Vender los pisos de la forma en la que se hacía ya no funciona.
Tratarlos con cariño, cuidarlos y vestirlos, eso sí que sirve.
Ahora no quiero que pasen las horas, es como si las saetas de mi reloj se hubieran vuelto locas.
Y como conclusión te quiero decir que a veces cuestionarse tu ritmo, tu estilo de vida y hacer un giro, cuando no te gusta es una buena opción.
Y hasta aquí un poquito más de mí.
Gracias por estar ahí.
Y como quien no quiere la cosa, hasta aquí el programa de hoy. Así que nos seguimos encontrando cada viernes, si vosotros lo deseáis, en este nuestro lugar.
Y si queréis aclarar cualquier duda o conocer mis servicios, podéis hacerlo en
comoquiennoquierelacasa.com/contactar
Para gente sensible con los detalles y previsión de bienestar.