ESTAMOS EN LAS MANOS DEL SEÑOR
Con tanta facilidad los seres humanos nos desalentamos cuando las adversidades llegan a nuestra vida. Nos desalentamos porque no tenemos la fortaleza necesaria para afrontar nuestros problemas y situaciones adversas. Es cierto que en nuestras fuerzas no podemos enfrentar a las calamidades que nos sobrevienen, pero también es cierto que, en medio de nuestras adversidades, nunca vamos a estar solos, siempre tendremos la ayuda de Dios para enfrentarlas. Esta ayuda es real, ya que Dios mismo nos dio esta promesa por medio del profeta Isaías: “No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa” Isaías 41:10 NTV.
Estas palabras de aliento dadas por el Señor a todos sus siervos, no son como las palabras de aliento dadas por una persona a sus semejantes, cuando estos se encuentran en una situación de peligro o aflicción. Estas palabras de aliento son las palabras del Todopoderoso, el Señor de toda la creación. El Alfa y la Omega, el primero y el último. Él que nunca miente, ni falta a su palabra dada. Dios por medio de esta promesa, conforta a todos sus hijos, para que no tengan miedo ante cualquier dificultad o aflicción que se les presente en algún momento de sus vidas, ya que frente a una situación adversa, su Padre Eterno les promete que les ayudará, les dará la fortaleza necesaria para que salgan airosos de esas aflicciones, y no solo eso, sino que también promete sostenerlos con su mano derecha de victoria.
Ante esta maravillosa promesa realizada por nuestro amoroso Padre Celestial, no debemos tener miedo cuando nos encontremos en medio del peligro, ni tampoco desalentarnos ante cualquier aflicción, enfermedad o necesidad que nos sobrevenga, porque la presencia de Dios siempre estará con nosotros, y nos ayudará al igual que ayudó al pueblo de Israel en el pasado. Dios hizo la promesa de ayudar a su pueblo escogido, por eso, podemos tener la certeza de que Él nos ayudará, porque nosotros también formamos parte de este pueblo, gracias a la acción sacrificial realizada por Jesucristo en el madero. Además, las palabras de Dios no son como las palabras de los hombres. Los hombres pueden faltar a sus promesas, pero Dios nunca ha faltado, no falta, ni nunca faltará a las promesas hechas a sus escogidos. Por eso, en medio de nuestras aflicciones, podemos estar seguros de que la presencia de Dios estará ahí con nosotros, fortaleciéndonos y sosteniéndonos con su mano derecha victoriosa. Dios nos ama profundamente y es el único que nos puede ayudar a salir triunfantes de nuestras aflicciones.