Hoy quiero compartir contigo un mensaje sobre la importancia del RE en nuestras vidas. En nuestra caminata como seguidores de Jesús, es fundamental reconocer que todos cometemos errores y nos encontramos con fracasos en nuestro camino. Sin embargo, la buena noticia es que servimos a un Dios de segundas oportunidades, un Dios que nos invita a rehacer y transformar nuestras vidas a través de Su amor y gracia.
La Biblia nos enseña en 2 Corintios 5:17: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas". Esta maravillosa promesa nos revela que, al entregar nuestras vidas a Jesús, somos transformados desde adentro hacia afuera. Ya no estamos atados a nuestro pasado, a nuestros errores y pecados, sino que somos hechos nuevas criaturas en Cristo.
A lo largo de la Biblia, encontramos ejemplos de personas que experimentaron la gracia del rehacer de Dios. Un claro ejemplo es el apóstol Pedro. A pesar de haber negado a Jesús tres veces, Pedro recibió el perdón y la oportunidad de rehacer su vida. Fue restaurado por Jesús y se convirtió en uno de los líderes clave en la iglesia primitiva.
El rehacer implica reconocer nuestros errores, arrepentirnos sinceramente y buscar la dirección y el perdón de Dios. No importa cuán grande o pequeño haya sido nuestro fracaso, Dios siempre está dispuesto a perdonar y a restaurar. Su amor y misericordia son inagotables.
Además, el rehacer no solo implica recibir el perdón divino, sino también aprender de nuestros errores y crecer en nuestra relación con Dios. A medida que nos rendimos a Su voluntad y permitimos que Su Espíritu Santo nos guíe, experimentamos una transformación continua en nuestra vida. Dios nos capacita para superar nuestras debilidades y nos ayuda a vivir una vida que honra y glorifica Su nombre.
Hermano o hermana, no importa en qué situación te encuentres hoy, quiero animarte a que confíes en el poder del rehacer de Dios. Él tiene un plan para tu vida y está dispuesto a restaurarte y darte una nueva oportunidad. No te quedes atrapado en el pasado, sino que acércate a Dios con humildad y confianza, sabiendo que Su amor y gracia son más grandes que cualquier error o fracaso.
Que la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento llene tu corazón y te guíe en el camino del rehacer.
Bendiciones en Cristo,