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Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

著者: Juan David Betancur Fernandez
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このコンテンツについて

Este podcast está dedicado a los cuentos, mitos y leyendas del mundo.© 2025 Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda 世界 文学・フィクション 社会科学
エピソード
  • 661. El pajaro imposible (Mongolia)
    2025/05/19

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    Juan David Betancur Fernandez
    elnarradororal@gmail.com

    Había una vez en Mongolia rey llamado Yerteger que se encontraba furiosos porque pese a que quería un pájaro ninguno de sus guardias y servidores había podido traer al palacio dicho pájaro maravilloso y a todos los que regresaban con las manos vacias los mandaba a asotar.


    Lo más sorprendente del pájaro era que no se ocultaba ni huía. Todos sabían exactamente dónde se encontraba. El camino para llegar a él no era sencillo, pero tampoco imposible. Consistía en ascender hasta la cima de una alta montaña. Allí, posado en la rama de un majestuoso pino, el pájaro cantaba y gorjeaba alegremente. Además, tenía la capacidad de hablar. No era la rapidez de sus alas lo que hacía tan difícil atraparlo, sino su extraordinaria inteligencia. Tantos habían intentado capturarlo que habían terminado por abrir un sendero en la vegetación de la montaña.

    El rey era joven y valiente.

    -No volveré a enviar a nadie -dijo a sus cortesanos. Estoy harto de escuchar excusas. Esta vez iré yo mismo a buscar ese famoso pájaro.

    Montando uno de sus mejores caballos, especialmente entrenado para trepar por los senderos montañosos, el rey llegó sin dificultad hasta el majestuoso pino milenario. El pájaro imposible no hizo el menor intento de escapar. Al contrario, se posó voluntariamente sobre el hombro de Su Majestad, quien se llenó de alegría al ver que lo había conseguido con tanta facilidad.

    -Muy respetado rey -dijo entonces el pájaro. Me has atrapado fácilmente. Y podrás llevarme a tu palacio sin dificultad, con tal de que cumplas una condición. Por el camino no debes hablar, ni suspirar, ni lanzar exclamaciones.

    l rey le pareció que cumplir con esa condición sería muy sencillo. Así que ambos comenzaron el descenso de la montaña. Durante el trayecto, el pájaro imposible empezó a narrar un cuento:

    Cuentan los que saben que en un país distante vivía un cazador junto a su madre y su fiel perro. Un día, mientras cazaba con su perro, se encontró con una carreta varada en el camino debido a un eje roto. Su dueño estaba muy preocupado, ya que el vehículo estaba cargado de joyas y monedas de oro y plata. No podía alejarse en busca de ayuda porque temía que alguien le robara sus valiosas pertenencias.

    —Usted parece una persona honesta —le dijo el dueño de la carreta al cazador—. Por favor, quédese aquí cuidando mi carreta mientras voy a la aldea a buscar a alguien que me ayude a repararla.

    El cazador aceptó y se quedó esperando junto a su perro. Sin embargo, las horas pasaban y empezaba a anochecer, pero el dueño de la carreta no regresaba. La madre del cazador era mayor y estaba enferma, por lo que el cazador tenía que volver para prepararle la comida.

    —Quédate aquí. No dejes que nadie se lleve ni una sola moneda —le dijo al perro—. ¡Y no te muevas hasta que yo vuelva!

    El perro, fiel y excelente guardián, cuidó de que el buey que arrastraba la carreta no se moviera del lugar y estuvo dando vueltas alrededor del vehículo durante horas, sin permitir que nadie se acercara.

    Mientras tanto, el dueño de la carreta, después de recorrer varias aldeas, finalmente encontró a alguien capaz de repararla. Cuando regresó, ya era de noche. Al ver al buen perro, se dio cuenta de que era un animal único. Muy agradecido, le puso unas cuantas monedas de plata en la boca para que se las llevara al cazador.

    El perro volvió alegremente a su casa y dejó las monedas a los pies de su amo. Pero el cazador se enfureció.

    —¡Te dije que cuidaras la carreta! ¡Y en lugar de eso, tú mismo has robado estas monedas! ¡Ahora verás!

    Tomando un palo, le dio al pobre animal una tremenda paliza

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    11 分
  • 660. La prudencia
    2025/05/17

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    Juan David Betancur Fernandez
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    Había una ve en la antigua Persia un sha, conocido por su curiosidad y deseo de rodearse de sabiduría pero igualmente por su impulsividad y su capacidad de crear dolor y sufrimiento a aquellos que le aconsejaban., Este rey se entero que el sabio Nasrudín estaba viajando por el país. Nasrudín era famoso por sus enseñanzas y su capacidad para transmitir profundas verdades de manera sencilla y a menudo humorística. Siendo el sha un hombre culto Decidio que era importante tenerlo en su corte, por lo que dio la orden a sus exploradores para que lo localizaran y lo trajeran al palacio a la menor brevedad.

    Los exploradores obedientes salieron del palacio y empezaron a recorrer el pais. Durante varios meses fueron de pueblo en pueblo y de región en región , buscando al santo en mercados, parques y caminos. Finalmente, encontraron a Nasrudín sentado plácidamente en un pequeño parque durmiendo a la sombra de una fuente de agua. Cumpliendo lo ordenado tomaron al sabio y lo llevaron al esplendor del palacio del sha. Nasrudín fue alojado en habitaciones lujosas, con todas las comodidades que el palacio podía ofrecer, su habitación era mucho más grande que cualquiera de las posadas donde hubiera estado en toda su vida.

    Cuando El sha fue informado de que el Sabio estaba ya en palacio y , ansioso por escuchar las palabras del sabio santo no podía aguantar más la espera y finalmente , visitó las habitaciones de Nasrudín. Al entrar vio al sabio sentado en su cama y Con gran reverencia y curiosidad se acercoa el y le preguntó:

    —Dime, oh santo venerado, ¿Tu que has orado y pedido con gran humildad a nuestro dios qué palabras has escuchado de labios de Alá?

    Nasrudín, con una sonrisa enigmática y una mirada tranquila, respondió:

    —Mucho he escuchado en mi vida directamente de Ala y todas y cada una de sus palabras las tengo grebadas en mi alma pero se también que Solo las últimas serán de interés para vos, alteza. Alá acaba de susurrarme algo al oído.

    El sha, intrigado y deseoso de conocer la revelación, preguntó con urgencia:

    —¿Qué te ha dicho nuestro Dios?

    Nasrudín, manteniendo su serenidad, contestó:

    —Acaba de decirme que la prudencia y la sabiduría en el h abla son esenciales para alcazar la paz y la felicidad. Por lo tanto me aconsejo que tenga cuidado con lo que te digo, para poder quedarme en el Paraíso que Él ha encontrado hoy para mí.

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    4 分
  • 659. La capa de Santa Brígida (Leyenda Irlanda)
    2025/05/14

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    Juan David Betancur Fernandez
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    Había una vez una mujer llamada Brigida de Kildare nacida en el siglo V en irlanda en el reino de Leinster Su padre era un rey irlandés y su madre una esclava cristiana. Desde joven Brigida mostro una gran devoción religioas y una gran inclinación para ayudar a los necesitados. Cuando fue adulta Brigida decidio consagra su vida a la religión y debido a esto decidio construir un convento en la región de Leinster.

    En aquel tiempo el rey de Leinster era un hombre conocido por su avaricia y por su paganismo. Pero Brigida sabía que el era el dueño de todos los terrenos que ella podría utilizar para la construcción de su convento. Decidida se presento ante el rey de Leinster y con toda calma le pidió que le donara un terreno. El rey que no era muy afecto a la religión simplemente se negó a la petición y ordeno que retiraran a la mujer de su vista.

    Cierto día, la Santa tuvo una idea para que este rey escarmentara por su codicia, así que de nuevo se dirigió al rey solicitándole que le concediera solamente la tierra que pudiera cubrir su capa. A pesar de sus recelos, el rey cansado de la petición y solamente para zafarse definitivamente de Brigida acepto que le daría el área que la capa de la santa cubriera.

    La santa pues cito al rey a lo alto de una pequeña colina en la planicie de Curragh en el condado de Kildare. Allí apareció el rey un poco curioso ya que sabía que con el área que ocupara una capa nunca se podría construir un convento.

    Allí frente al rey Brigida se quito su capa y la entrego a cuatro asistentes que llevaba consigo. Cada una de las asistentes tomo una punta de la capa y a la orden de Brigida comenzaron a jalar y a caminar en cada una de los puntos cardinales, a medida que las asistentes caminaban la prenda de la que estaba hecha la capa se iba extendiendo y extendiendo aumentando su área con cada minuto que pasaba.

    El rey asombrado veía como la pequeña capa iba aumentando su tamaño de forma inesperado y veía como otras mujeres se unian a la otras ayudando a tirar más y más la tela de la capa. Allí en medio de la planicie de Curragh la sombra creada por la capa cubria ya casi la mitad del área de aquel amplio terreno y el rey no comprendía como su promesa se convertia en una pesadilla.

    El rey consternado preguntó a la que luego seria Santa Brígida qué estaba ocu­rriendo. La Santa le dirigió una de sus miradas más duras y le contestó que estaba cubriendo con su capa todo su territorio, para cas­tigarle por su inmensa mezquindad. El rey sobresaltado se dio cuenta de que el enojo de la Santa podía ser muy peligroso, por lo que accedió a darle una parcela de terreno y a ser más generoso en el futuro.

    Santa Brígida asintió no sin antes advertirle que si en alguna ocasión volvía a sus antiguos hábitos, le recordaría las virtudes elásticas de su capa.

    Dicen que fue tanto el impacto que tuvo aquel milagro sobre la vida del rey que este no solo dono el terreno sino que se convirtió al catolicismo.

    Y así después de una vida de ayuda a los damnificados Brigida fundo su propio convento desde donde se dice que curaba a los enfermos y llevo a irlanda el catolicismo y se convirtió en santa en el siglo VII y se convirtió en su santa patrona.

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    5 分

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