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Ismael el hijo rechazado - Lazos Paternos - camino de sanación - capitulo 7 audiolibro
- 2022/01/05
- 再生時間: 6 分
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サマリー
あらすじ・解説
En la vida de Abrahán hubo otro momento que no lo honró demasiado: cuando, a instancias de su esposa Sara, echó fuera de su casa a su otro hijo, Ismael, junto a su madre, la esclava Agar (Gn 21, 11-21). 48Cuando mencionamos el rechazo que sufrió Ismael, no nos estamos refiriendo tanto a una falta de aceptación que le haya venido desde el vientre materno, sino a un repudio radical que se dio cuando era niño, un repudio tal que fue echado de la casa y de la familia. Ahora bien, tampoco se puede decir que su concepción haya sido la más sana y armoniosa, pues fue concebido con muchos condicionamientos: era hijo de una mujer que no era la esposa de Abrahán, fue buscado como si fuera un objeto, como la última posibilidad, para llenar el vacío que existía en la familia y heredar los bienes de Abrahán, puesto que Sara, la esposa legítima, no podía engendrar. Muy probablemente tantos condicionamientos en suconcepción, durante los meses de desarrollo en el vientre materno y durante su infancia dejaron una fuerte impronta en la imagen que él tenía de sí mismo y en los comportamientos que con el pasar de los años fue desarrollando.Por otra parte, es de suponer que, dado que era hijo de una esclava egipcia (Gn 16, 1-6), Ismael cultivara unaprofunda rivalidad hacia su hermano Isaac, y por eso Sara habló con Abrahán para pedirle que enviara a Agar y a su hijo lejos de donde ellos vivían. Seguramente esto causó en el corazón de Ismael aún más desprecio por Isaac y agudizó la rivalidad entre los hermanos. Así pues, podemos creer que toda la agresividad de Ismael —o al menos la mayor parte de ella— es resultado de las heridas producidas por el hecho de ser un hijo rechazado por su padre y alejado de la casa familiar.49En efecto, un ángel había profetizado acerca de él: “Másque un hombre, será un asno salvaje: alzará su mano contra todos y todos la alzarán contra él, y vivirá enfrentado a todos sus hermanos” (Gn 16, 12). Por lo demás, si tenemos en cuenta que Agar alimentaba sentimientos de odio hacia Sara mientras Ismael crecía en su vientre, esto no debe parecernos extraordinario.Los estados anímicos de la mujer embarazada y los sentimientos que se desarrollan en su alma tienen una influencia directa en sus hormonas y en los neurotransmisores que, llevados por el torrente sanguíneo a través de la placenta, influyen en el desarrollo afectivo del bebé. Toda forma de tensión prolongada que rodee a la mujer embarazada le produce estrés y esto lleva a que el niño se acostumbre a reaccionar con mecanismos dedefensa, que pueden ser de agresividad y combate, cómo en el caso de Ismael, o comportamientos de evasión,inseguridad y bloqueos.Por eso, el aporte paterno debe consistir en ayudar en todo a que la madre durante el embarazo reciba amor, seguridad y alegría. El padre debe brindar a la mujer contención, comprensión y apoyo, para que su cuerpo produzca endorfinas (llamadas por algunos “moléculas de la felicidad”, que permiten disfrutar de la vida) que favorecerán a la criatura durante su gestación.El comienzo de la relación de un padre con su hijo y el vínculo afectivo entre ellos arrancan desde el momento mismo de la concepción, por lo cual un padre puede hacer un gran bien a ese futuro hombre o mujer con detalles tan simples como poner50las manos en el vientre de la madre, hablándole al niño, cantándole, imaginando que juega con él.En diversos estudios que se han realizado, se ha comprobado que cuando el padre practica esta vinculación afectiva con su hijo e interactúa con él durante los meses de su desarrollo en el vientre materno, el bebé, al nacer (y luego con el correr de los meses), reconoce la voz del papá entre las voces de otros hombres, lo busca, se serena cuando está en sus brazos.Por el contrario, la persona que ha sufrido el rechazo paterno en su primer hogar —es decir, el vientre materno— o en cualquier otro momento de su vida cargará siempre con el temor de ser rechazada por los demás,sobre todo si estos representan de algún modo la imagen paterna y busca en ellos el amor que en un momento dado de su historia no recibió en un caudal o intensidad suficientes. En el caso de las hijas mujeres, la ausencia paterna durante la gestación —así como en otros momentos del desarrollo afectivo— puede luego generar la búsqueda compulsiva de un hombre que sacie las carencias y colme los vacíos. En el caso de los hijos varones, esa ausencia paterna podría crear una necesidad de presencia y apoyo masculinos que podría generar confusiones en cuanto a su identidad sexual.Esto último puede potenciarse en aquellos casos donde tanto el padre como la madre desean de manera exagerada un niño de sexo diferente al que ha sido gestado.