Prefacio

Todo el contenido de este libro, La Biblia Concisa, son porciones de la Biblia; es decir, el texto de este libro es la Biblia misma, en una edición abreviada. Se ha compilado tomando en cuenta las necesidades de aquellos que no están familiarizados con la Biblia, y para presentar, en un formato fácil de leer, un resumen del mensaje bíblico para aquellos que desean entender mejor los puntos principales de las creencias cristianas.

El tema central de la Biblia es Jesús, a quien los cristianos aceptan como el Mesías prometido, o Cristo; y el misterio del reino venidero de Dios. Para entender verdaderamente este mensaje, uno debe leer con un corazón parecido al de un niño, sencillo y humilde, como lo dijo Jesús. Si uno lee la palabra de Dios, como si buscara un tesoro escondido, entonces, encontrará verdaderas, en su propia vida, estas palabras de la Biblia: «No necesitas que nadie te enseñe».

Una vez que haya terminado de leer este libro, nos gustaría desafiarle a encontrar una copia completa de la Biblia y leerla.

Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, parareprender, para corregir, para instruir en justicia.

2 Timoteo 3:16

Acerca de la Biblia

La Biblia se compone de dos libros, llamados El Antiguo Testamento y El Nuevo Testamento. Esta palabra, testamento, significa una declaración o un contrato, o en algunos casos, un testamento. La manera como se usa aquí, significa el contrato o la promesa que Dios se ha comprometido a cumplir en su trato con la humanidad.

El contrato de salvación que Dios nos ha dado, se basa en la muerte de Jesucristo en la cruz; es una promesa que Dios provee, a través de Jesús, el único medio para la salvación de la humanidad, la cual recibimos por fe, como un regalo, al poner nuestra total confianza en Jesús como nuestro Salvador personal. Es entonces cuando llegamos a ser herederos de su reino, el reino de los cielos.Los creyentes en Cristo Jesús, están seguros que sus pecados han sido quitados para siempre, y que Dios ha provisto el perdón de pecados para toda la humanidad, a través de la muerte de Jesús en la cruz—este Jesús, el Hijo de Dios, quien nació hace unos 2.000 años y tomó sobre sí mismo el castigo que merecían los hombres pecadores, muriendo como substituto en su lugar. Esto significa que nuestros pecados pueden ser perdonados y que podemos creer en la promesa de Dios, la maravillosa noticia de que podemos recibir la vida eterna que Dios nos ofrece. La buena noticia de esta promesa es el corazón del mensaje bíblico. El contrato escrito antes de Cristo se llama El Antiguo Testamento y el contrato escrito después de Cristo se llama El Nuevo Testamento.

El Antiguo Testamento, centrado en la nación judía, fue escrito por muchos escritores entre 1500 a.C. y 400 a.C., y consta de 39 libros que contienen su historia, leyes, profecías, poesía y cantos. El mensaje del nuevo reino de Dios y de la venida de Cristo se repiten en muchas profecías.

El Nuevo Testamento explica la manera cómo se cumplieron en Jesús estas profecías de Cristo, y enseña sobre la salvación que Él nos ofrece. Fue escrita por los discípulos de Jesús entre el 30 y el 90 d.C., y comienza con los cuatro evangelios—historias breves de la vida de Jesús—incluye también 21 cartas a los cristianos, etc., para un total de 27 libros.

El pueblo judío solo acepta el Antiguo Testamento como la Biblia, la palabra de Dios, a la que llaman la ley y los profetas. Sin embargo, los cristianos creen que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento son la palabra de Dios.

Pero ante todo sepan esto, que ninguna profecía de la Escritura esasunto de interpretación personal, pues ninguna profecía fue dadajamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspiradospor el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios.

2 Pedro 1:20-21

Capítulo 1　En el Principio

La Biblia nos relata cómo comenzó este mundo, asombroso por su complejidad y vida, cómo fue creado el hombre y por qué, cómo la humanidad se ha rebelado contra su Creador y cómo lo ignoran, y de la terrible maldición de Dios, la muerte de los hombres, por haber pecado contra Él. Es a causa de nuestro pecado contra Dios, nos dice la Biblia que, desde el día en que nacemos, vivimos con el destino de la muerte colgando sobre nosotros. No tenemos esperanza, ni gozo, ni paz, que sea verdadera y duradera—sólo nos espera la muerte. Ya sea que seamos ricos o pobres, fuertes o débiles, esclavos o libres, enfermos o sanos, pronto debemos morir, y luego, la Biblia nos dice que tendremos que presentarnos delante de nuestro Creador, y decirle por qué lo ignoramos a Él y a sus justas leyes. Dios, y no el hombre, nos juzgará, de acuerdo con sus leyes, y no las nuestras.

Ninguna religión, ninguna filosofía, ningún hombre en la historia del mundo nos ha mostrado cómo salvarnos de esta horrible maldición—excepto la Biblia.

Capítulo 2　«Destruiré la Tierra»

Cuando la violencia y el pecado del hombre se volvieron tan insoportables, que Dios ya no podía mirarlos, decidió destruir todo lo que tenía aliento de vida. Aún en el día de hoy, podemos ver enterrados en las rocas de todo el mundo—en las montañas más altas y en los barrancos más profundos, los fósiles y restos de los animales que fueron destruidos en ese terrible juicio que Dios envió sobre la tierra.

Dios ha prometido que el próximo juicio será una destrucción por medio de fuego. En el Nuevo Testamento en 2 Pedro 3:10, encontramos estas palabras: «El día del juicio de Dios llegará como un ladrón. Los cielos desaparecerán con un gran rugido, los elementos se derretirán con el calor y el fuego, y la tierra y todo lo que hay en él se quemarán».

Capítulo 3　Una Nueva Promesa

Después del diluvio, Noé vivió muchos años. Poco a poco, la tierra volvió a ser poblada de hombres, pero a medida que aumentaban, una vez más se volvieron pecaminosos y rebeldes hacia Dios. Comenzaron a hacer ídolos para adorar en lugar de Dios, y después de varios cientos de años, el mundo había caído nuevamente en la oscuridad y estaba lleno de pecado.

Luego, una vez más, Dios comenzó a enviar advertencias a través de los profetas, que castigaría nuevamente a los hombres pecadores. Estos profetas, que trajeron el mensaje de Dios para que se arrepintiesen, fueron odiados y perseguidos, y muchos fueron asesinados. Pero Dios, que ama a los hombres, continuó enviando estos profetas al mundo, generación tras generación.

Capítulo 4　¡Viene el Mesías!

Dios, a través de la boca de los profetas, nos ha prometido que llegará el día en que establecerá un reino de justicia, donde Él mismo gobernará. Dios también ha prometido que un día limpiará a los hombres del mal y les traerá la salvación del pecado.

Los profetas prometieron más que eso. Ellos revelaron que Dios enviaría a un hombre a este mundo que, primero, sería un Salvador de los pecados, y luego, más tarde, vendría nuevamente como un rey y un juez. El nombre que le dieron a este Salvador, rey, juez venidero fue «Mesías», y las profecías concernientes a Él, se dieron mucho antes del nacimiento de Jesús, el «Cristo».

Capítulo 5　El Salvador, Jesús

El asombroso mensaje de la Biblia es que el Creador del universo se hizo hombre, un hombre como nosotros, porque nos amó y quiso salvarnos de las terribles consecuencias de nuestro pecado. Él mismo, el rey glorioso, el Creador poderoso, el Dios santo, vino a este mundo miserable y malvado, y se convirtió en el representante del hombre, el substituto por nuestros pecados. Él vino para pagar por el pecado del mundo, al morir por la humanidad. Con clavos que perforaron sus manos, que fueron golpeados por los hombres, con la saliva y la sangre en su rostro, asumió el justo castigo por los pecados de la humanidad.

Capítulo 6　Palabras Maravillosas; Poderosas Hazañas

Hasta el día de hoy, las palabras de Jesús penetran los corazones de la humanidad debido a su justicia, humildad y pureza. Pero Jesús no se limitó a pronunciar palabras hermosas. No dijo a sus discípulos: «Sigue mis enseñanzas», dijo: «¡Sígueme!» De la misma manera, los creyentes en Cristo deben mostrar en sus vidas un ejemplo de rectitud, amor y pureza; no codicia por el dinero y las posesiones materiales, ni amor a la alabanza y el elogio de los hombres, ni el deseo de controlar la vida de otras personas con poder y autoridad. Jesús es nuestro ejemplo.