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サマリー
あらすじ・解説
Los dones de Dios para la misión
Como su misión es tan grande y tan verdadera, Dios le regala sin cesar Su verdad, para que ella cumpla la verdad de Su misión.
Fin de la cita.
En el texto que acabamos de oír, vemos diferentes aspectos: el primero es que hay una proporción entre la verdad que Dios regala y el tamaño, la dimensión, la magnitud de la misión de un elegido. Si es verdad que a los ojos de Dios somos todos de gran valor, únicos y irreemplazables –y esto también explica la importancia que para la santa Iglesia tiene la vida humana–, sin embargo, no es por eso que nuestras misiones son todas iguales. […]
El ser de María se ordena a su misión
A partir de esta verdad pura y simple de su misión a la que se ordena todo su ser, también se comprende por qué todas sus cualidades confluyen como en un mar.
Fin de la cita.
Lo que acabamos de oír en esta nueva cita de Adrienne nos debería sorprender, por su simplicidad y exigencia al mismo tiempo. En el párrafo precedente hemos dicho que Dios dona constantemente su verdad a la misión de María. Ahora se nos dice algo más, que podría pasar inadvertido, que, sin embargo, muestra el pasaje de una vida vivida para sí, que podríamos definir como personal, a una vida vivida para los demás, que podríamos definir como eclesial, o lo que es prácticamente lo mismo, mariana. […]
Santidad en la vida cotidiana
No se nos dice que este ordenarse de las cualidades sea automático, no, se dice más bien que algo pasa en el ser de María al recibir la verdad de Dios. Y este algo que pasa es un ordenarse hacia la misión.
Sí, hay ahí como un fruto de la libertad que recibe algo tan precioso, y este fruto es la decisión de poner todo el ser con sus cualidades, a la disposición de esta misión que ahora se vuelve personal.
Y esto nos hace pensar en la vida de los santos, en esa capacidad que ellos han tenido, de ordenarse alrededor de lo más grande que habían recibido. Esto más grande, como nos dice Adrienne von Speyr en un artículo de 1949, titulado Santidad en la vida cotidiana, es siempre la Palabra de Dios, pero no una palabra de Dios que ha sido simplemente escuchada y puesta en un lugar periférico de nuestras vidas. […]