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サマリー
あらすじ・解説
En esta predicación reflexionamos sobre una verdad poderosa: no somos jornaleros, somos hijos de Dios. Aun así, muchas veces la culpa nos hace sentir indignos, como si no mereciéramos Su amor y gracia. Este mensaje nos recuerda que, aunque la culpa quiera alejarnos, el corazón del Padre siempre está abierto para recibirnos como hijos, no como siervos contratados. ¡Vuelve al abrazo del Padre!