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サマリー
あらすじ・解説
UNA RELACIÓN CORRECTA CON DIOS
Es un error creer que el cumplimiento de las promesas de Dios en la vida del hombre, se basan en el cumplimiento estricto de la Palabra de Dios entregada a los seres humanos. Esta errónea creencia, es enseñada en algunos movimientos religiosos. Estos grupos, incitan a sus adeptos a cumplir estrictamente la ley del antiguo pacto, así como los mandamientos que se encuentran registrados en las páginas de las Sagradas Escrituras. Pero estas enseñanzas son erróneas, ya que el cumplimiento de las promesas de Dios en la vida de los hombres, no se basan en el cumplimiento estricto de Su Palabra, sino en la fe que muestran ellos para con Dios. Esta asombrosa verdad nos da a conocer el apóstol Pablo: “Obviamente, la promesa que Dios hizo de dar toda la tierra a Abraham y a sus descendientes no se basaba en la obediencia de Abraham a la ley sino en una relación correcta con Dios, la cual viene por la fe.” Romanos 4:13 NTV.
Las promesas de Dios a los hombres, fueron hechas mucho antes de que Dios entregara sus leyes y mandamientos al pueblo judío por medio de Moisés, razón por la cual, los cumplimientos de sus promesas no están condicionadas al cumplimiento de sus leyes y mandamientos, sino que están condicionadas a la fe del hombre. Si las personas quieren recibir las promesas que Dios les ha hecho, tienen que tener una fe férrea en Él, tal como la tuvo el patriarca de la nación judía. Cuando Dios prometió a Abraham y a su simiente que él sería heredero del mundo, no condicionó la promesa a la adhesión a un código legal. La ley misma no fue dada hasta cuatrocientos treinta años después. La promesa de Dios al patriarca, fue incondicional de gracia, para ser recibida únicamente por fe, la misma clase de fe por la que en la actualidad el creyente recibe la justicia de Dios en su vida, y el cumplimiento de sus promesas.
Toda persona que quiera recibir las promesas de Dios para su vida, tiene que tener fe en el Unigénito Hijo de Dios y entregar su vida a Él. La entrega a Cristo, es la manifestación verdadera de la fe, sin esa entrega, la fe profesa será falsa, por ende, nunca recibirá las promesas de Dios para su vida, aunque declare con su boca que tiene fe en Aquel que entregó Su preciosa vida en el madero. Si profesamos tener fe en Cristo Jesús, debemos llevar una vida de comunión con Él, mediante la oración, el estudio de su Palabra, la comunión con otros creyentes y el servicio en Su cuerpo con los dones y talentos que hemos recibido por medio del Espíritu Santo. Al tener esta correcta comunión con nuestro Señor y Salvador Jesucristo, podemos tener la certeza de que nuestro amoroso Padre Celestial, cumplirá cada una de sus promesas en nuestra vida, porque nuestro Padre eterno es fiel y justo con todos sus hijos.